« + » Había una roca a lado de ellos, no era grande pero era de un tamaño considerable para que pudiera elevarse unos centímetros arriba del pecoso. Lo jalo hasta que él quedara delante de la roca, así se subió en ella y quedó a espaldas de este, sosteniéndose de sus hombros para evitar que se cayera.
La pirata de pelos celestes estaba inquieta, lo sacudía y jaloneaba de los hombros con tal de hacerlo hablar, pero este seguía sin decirle nada. Sus orbitas se movían de izquierda a derecha, pero lo único que veía ella era el cielo de tonos naranjas, amarillos y rosas más las pequeñas olas del mar que llegaban hasta la orilla.
