El azul del cielo esparce su alcance sobre toda la creación. Un paraíso que no era territorio humano, pero si explorado por guerreros valientes, guerreros de toda clase y casta, de todos los lugares del mundo y convergen justo aquí, en el corazón de este bosque.
Todo se ilumina de la luz, propia de un halo celestial, llenando la inmensidad de claridad suficiente, aunque el bosque gigante era una excepción, ahí reinaba el misterio. Los árboles arremolinandose y escalando hasta rasguñar el cielo estremecen con su altura, cautivan y coronan ese espacio abierto lleno de verdor.
[med]2[/med] Cuando por fin durmió, soñó a los soldados caídos, cada uno heridos de gravedad, mutilados de diversas extremidades y otros siendo un cúmulo de carne desmembrada totalmente irreconocibles.¿?: ¿Porqué nos dejaste morir?- Le dijeron diversas voces que hablan al unísono, aproximándose a la menor e intentando tocarla con sus sanguinolentos muñones de piel descarnados que alguna vez fueron manos o brazos, cuando sintió la cercanía, la pesadilla termino. El cielo aún estaba un poco oscuro, poco a poco se iba aclarando por la llegada de los primeros rayos del sol, el amanecer llegará en cuestión de algunos minutos. No podía dejar de pensar en los soldados caídos, tampoco podía ignorar que debía atender aquel esfínter fisiológico del cuerpo. Silenciosamente se levantó, cubrió a la joven con la capa y se dispuso accionar el equipo tridimensional, presumiendo maniobras evasivas y con sutileza para resguardarse de cualquier peligro que rodee la zona.
