El azul del cielo esparce su alcance sobre toda la creación. Un paraíso que no era territorio humano, pero si explorado por guerreros valientes, guerreros de toda clase y casta, de todos los lugares del mundo y convergen justo aquí, en el corazón de este bosque.
Todo se ilumina de la luz, propia de un halo celestial, llenando la inmensidad de claridad suficiente, aunque el bosque gigante era una excepción, ahí reinaba el misterio. Los árboles arremolinandose y escalando hasta rasguñar el cielo estremecen con su altura, cautivan y coronan ese espacio abierto lleno de verdor.
[med]1[/med] *En respuesta, ella depositó un beso en la mejilla de Petra, nuevamente se acunó junto a ella intentando descansar y conciliar el sueño, sin embargo, los gritos de aquellos cadetes que intentó salvar giran por mente y resuenen en el sonido sordo de la noche, es claro que Eve no pudo dormir tranquilamente. Ocasionalmente se despertaba, viendo la penumbra de la noche que engulle todo lo que toca, volvió a intentar dormir pero el resultado era el mismo, porque en una, dos, tres, cuatro repetitivos momentos se despertaba en un lapso de una o dos horas, la noche parecía ser muy eterna y la culpa le traiciona. Sabía que no podía llorar, o de lo contrario, si su llanto se escucha, habrá problemas, y tal vez, llegué el peligro dándole un verdadero motivo para llorar. En un último esfuerzo por retomar su sueño, durmió cómo debía ser faltando solamente cinco horas para el amanecer. -
