El azul del cielo esparce su alcance sobre toda la creación. Un paraíso que no era territorio humano, pero si explorado por guerreros valientes, guerreros de toda clase y casta, de todos los lugares del mundo y convergen justo aquí, en el corazón de este bosque.
Todo se ilumina de la luz, propia de un halo celestial, llenando la inmensidad de claridad suficiente, aunque el bosque gigante era una excepción, ahí reinaba el misterio. Los árboles arremolinandose y escalando hasta rasguñar el cielo estremecen con su altura, cautivan y coronan ese espacio abierto lleno de verdor.
-Era una misión casi imposible de tolerar, especialmente por la pérdida de aquellos cadetes que intentó salvar con mucho esfuerzo. Sólo un pequeño puñado pudo salir, y eso estaba en duda si seguirían vivos para el anochecer.-
-Evelyn permaneció con Petra, quién ahora estaba brindándode el cuidado esencial a su tobillo lastimado, cubriéndolo con una venda improvisada.-- Petra ¿Quieres que te ayude?Aproximó sus deditos sobre la comisura de la venda para detenerle y no se desfije. Tenía sus ojos aún enjugados, pensando en lo sucedido ése día, sus lágrimas se resbalan sobre sus tersas y regordetas mejillas mientras mantiene su rostro inclinado, cuya voz dulce luce entrecortada.-
-Entretanto, la noche había caído y el frío del manto nocturno estaba a todo su esplendor. Eve se cubrió con la verdosa capa que posee las alas de la libertad cuando terminó de ayudar a su amiga, se había olvidado de la sangre que impregna su cabello y parte de su indumentaria.-
