Y aún negada mi determinación, aquellos que alcen palabra y mano contra la voluntad de los Dioses, conocerán el descanso eterno y la redención de sus almas. La sangre correrá para limpiar la impureza de sus cuerpos, y lágrimas bañaran el fúnebre desenlace pero ante todo, la justicia prevalecerá... Mi mano es el arma que los Dioses han dejado caer sobre la tierra.
Que el mundo se detenga para escucharte y rendirte tributo. Que los enemigos se acuerden de tu nombre con cada mito que en tu honor se forje. Que las estrellas brillen siempre para ti, mi dulce Odessa de Nashgag.
