Algo que la gente olvida con frecuencia y poco toma en cuenta, es la fiabilidad del camino, la promesa de que después de cada paso, se mantendrá uno por el mismo camino sin importar si uno se tropieza. El camino se mantendrá el mismo.
Pero una pena para quien como uno, que tropezarse es un miedo horrible (pero momentáneo), pues la promesa del mismo camino a cada paso no es más que el esfuerzo propio por mantenerlo el mismo, pues al despistarse, al tropezar, no cae uno al suelo para levantarse luego, sino que despistado uno pierde el plano y el tiempo.