Debes dejar de estar triste siempre, es todo. -La observa de reojo y al momento en que toma la mano de él camina hacia la habitación sin dirigir una palabra más hasta que se encuentran en ella, una pequeña habitación con una cama individual, un armario y un escritorio. Detrás, sobre una de las paredes se pueden ver una gran cantidad de lienzos, antes obras del demonio pero que no llegaron a ser lo suficientemente buenos, ahora solo estaban polvorientos y abandonados. El joven demonio observa a la joven mientras le habla.- Es aquí, lamento que no sea tan acogedor pero con quitar un poco de polvo estarás más cómoda.
-El demonio recordó lo que ella había dicho sobre la paga, pensando durante unos segundos y no pudo evitar sonreír.- Creo que podemos lograr un buen trato con respecto a la paga.