El despertador había cumplido con su función, provocando que la joven se removiese perezosa bajo las tibias cobijas. Asomó su mano fuera de la cama para alcanzar el despertador y apagarlo, pero fue en ese momento, en el que su escandalosa hermana gemela decidió aparecer en su habitación, siendo tan ruidosa como solo ella podría ser.

Natsumi entiende perfectamente dos cosas: Una, que deben organizar y ponerse de acuerdo con ciertos aspectos del clan; dos, que su hermana solo trata de fastidiarla con la excusa de cumplir lo primero. Teniendo ambas cosas claras, la ojiazul simplemente toma el despertador y con cierta fuerza, lo lanza hacía Mishiro, sabe que la contraria lo esquivará, pero de igual manera, aquella acción de aventarle cosas a su igual, se sentía agradable a primera hora de la mañana.

─¡Vete! Ya estaba despierta...En cuanto me cambie, te iré a ver.