inspirados en esa sangre que ambos disfrutaban hacer correr. Estaba interesada ahora en aquella otra Servant, sin duda, esto lo demostró con un ligero alzar de su ceja, la derecha.— Ve por ella entonces, tráela ante mi si es idóneo. —se levantó con cuidado, habiendo esquivado la garra para así, caminar en dirección al extremo opuesto del salón donde sus lobos le siguieron el paso con cautela hasta llegar a una pequeña pero lujosa mesa donde sirvió vino en una copa.— Quiero saber... En especial el estado de uno de esos Masters, Ayaka. —observó el líquido alojado en la copa, casi con anhelo, casi como si fuera la sangre misma de ayaka.— Disfrutaría mucho si ella logra hacer alguna alianza. —soltó, sonaba ilógico, pero en su mente ese pequeño detalle detonó un sin fin de ideas: todas placenteras y también enfermas.— Porqué quiero verla caer, quiero verla perderlo todo sin poder hacer nada, quiero que vea como su Servant la abandona, o muere. —estuvo a punto de beber a...
