Consigo relajarse por esa corta risa de Raven, además de las caricias que le devuelven la sonrisa mientras escucha.
Miqua era muy diligente además de obediente, así que seguiría con atención cualquier consejo que la mayor le brindase.

— Tendrá todo lo que necesite, lo prometo. ¡Si!

Con esa energía risueña es que vuelve al mismo girasol que antes había tocado; el afortunado elegido. Sus dedos cortan el tallo sin esfuerzo, y dejando la flor en ambas palmas de sus manos, la sirena se la extiende con ilusión a Raven.

— ¡Aqui la tienes! Quiero ver tu magia, por favor...