—Entonces hay que hacerlo divertido.— La aferró suavemente, hacía frío y podía sentir que le afectaba. Se quitó la chamarra y la colocó sobre los hombros de la pelirroja, antes de volver a abrazarla. —Hagamos apuestas. Bison es mi campeón, no tengo pruebas pero tampoco dudas de que no va a ser capaz de seguirle el ritmo a las demás.