Su sonrisa se mantenía energía, también la fuerza de la mirada de su único ojo disponible, pues en el derecho poseía un parche que lo cubría, detallaba totalmente a aquella dama y las acciones que hacía, desde sacar de su bolso una agenda, escribir su nombre y número y luego arrancar la hoja para dárselo, la tomó con mucho entusiasmo y suavemente deposito un beso en aquel trozo de papel, y así depositarlo en el pequeño bolsillo izquierdo de la chaquetita de su traje.

– Minami... un gusto conocerte, claro que si, nos pondremos de acuerdo para tener una salida más amena... ¿Una cita tal vez? Podría ser en mi Bar. –

Menciona con un guiño de su único ojo para así sacar dos tarjetas de presentación, una que poseía el nombre, dirección y teléfono de su bar y otra que tenía su nombre y número personal, teniendo esta última un delicioso y embriagante perfume.