—Quizá era demasiado sincera y hasta un poco boba, pero su corazón era el que estaba hablando, de nueva cuenta se abrazó a el, que se iba poco a poco convirtiendo en su razón de ser, su gran y preciado tesoro. Le miró de nuevo, ahora con una gran sonrisa, una llena de total y plena felicidad, las palabras de Shoto se clavaron como flecha en lo más profundo de sí, asintió con la cabeza en repetidas ocasiones.—

Vivamos juntos esta vida, Shoto, te apoyaré en tus momentos más oscuros y brillantes, más fríos y cálidos, yo estaré siempre para ti. Tendrás que obligarme a separarme de ti, seré tu fiel compañera ¡Yo Marie Antoniette lo juro!