-Se levanta temprano para preparar el desayuno de ella y su amo, deposita un beso en su mejilla antes de levantarse de la cama, dejando que el siga durmiendo, toma la camisa del barón, se la abrocha, luego entra al baño a mojarse un poco el rostro, ya mas espabilada se asoma por el enorme ventanal para observar el amanecer, se estira un poco y finalmente sale de la habitación para iniciar sus labores del día-
Aparta el rostro hacia un costado para brindarle espacio, permitiendo que los labios de su pareja alcancen cada centímetro de la piel de su cuello, alzó la mano zurda y la colocó sobre la oscura cabellera opuesta, trazándola en una amplia caricia desde atrás hasta alcanzarle una de las orejas, con la cual su dedo índice se enredó y puso a juguetear entre círculos veloces. Sonrió ampliamente a su respuesta.
— ¿Acaso me leíste la mente?...Nada me haría más feliz.
La verdad en su actitud introvertida, esa palabras en verdad lo pusieron contento, no deseaba salir. Un movimiento de su brazo derecho y al momento de que era atrapado por las piernas él le acercó más, estrujándola con el brazo derecho, como correspondiendo a su agarre, ladeó la mirada hacia ella, alcanzándole la mejilla cercana por el costado para marcársela en un recorrido de besos.
