Dejó a Gehen encerrado en su habitación con esta sellada, él ciervo no tenía forma de escapar de ahí. Se despidió y se llevó a los niños con él al santuario de las bestias donde buscó a Akemi y le pidió el favor de que los cuidase durante esta semana. Poco después, fue a buscar al dragón marino Koū donde le dijeron que estaba descansando por el pequeño accidente que tuvo. Se encontró con el omega de este y le pidió un momento a solas con él. — Buenas Koū, ¿te encuentras mejor?- Comentó el mago, mientras entraba en la habitación obviamente con el permiso debido antes.
Esperaba que realmente el dragón lo entendiera, que no quiere dejarlo sufrir, que no puede hacerlo. La idea de estar aquí ahora mismo se le hacía difícil pero, era por un bien mayor. — Ahora está encerrado, pero debe tener miedo...- Hizo un pequeño silencio. — ¿Me dejas correr ese pequeño riesgo?-
