Su rostro enrojeció repentinamente al recordar lo que sucedía en las noches. Arrugó la nariz frunciendo ligeramente el entrecejo antes de darle una palmada pequeña en el pecho, en un intento de silenciarlo por si decía algo raro y que no todo el público pudiera escuchar. Apoyó el mentón en el centro del pecho masculino y le miró mientras se dejaba mimar un ratito por el cuervo.
—A-Ah... Sí, eso...
Mal pensada como siempre, Sira había malinterpretado el mensaje. Esto le hizo avergonzarse más y al separarse un poquito fingió que nada había pasado y que no lo había malinterpretado. Igual el besito en la mejilla también la tranquilizó.
