Yo que creí que extrañabas lo que hacia por las noches.

─ Levantó la mano derecha enredándola en los cabellos de Sira, en parte para acariciarle y sentir la suavidad de su cabello pero también en gran parte para revolver ese cabello un poco buscando como siempre jugar con ella, ser un poco molesto aunque fuera en juegos sin llegar realmente a lastimarla.─

Decirte, ¡ve a dormir Siraaa!

─ Se imitó a si mismo aunque en una voz que trataba emular el graznido de un ave, y tras ello separó poquito a la chica para darle un beso en su mejilla.─