**Desesperadamente, el chico intenta liberarse; más no puede hacer nada. Las estocadas a su cavidad resultan dolorosas, desgarradoras, y, pese a que hace unos momentos estuvo a punto de quedarse inconsciente por los golpes; ahora grita y solloza. Tanto por el dolor de las penetraciones, como por la humillación recibida por el mayor.
Entre forcejeos inútiles, y espasmos el joven tan sólo soporta aquella humillación y el pensamiento de que sean sus últimos momentos; que posiblemente muera como una maldita rata, vejada y destrozada lo hace dejar escapar lágrimas amargas desde el rabillo de sus ojos.**