—Por amor de... A-aah~ Caín... Caín, d-dame un respiro, por favor~—
Suplicaba entre gemidos y jadeos, luego de aquellos días de hacerlo casi de forma incesante gracias al celo de su cachorro, cosa que no se negaba a complacer en absoluto, pero necesitaba descansar luego de tantas rondas seguidas, sorprendido del lívido en aumento que poseía.
-Lo tapó con una manta y besó su frente, despeinando algunos cortos cabellos de su flequillo. Durante la noche sintio que su maestro se subía como lo haría un gato, sobre su cuerpo; pero con sus brazos este lo guió para que no estuviera incómodo. Cuando llegó el alba y la luz toco sus cuerpos el mayor volvió a cubrirlo no sin antes verle con una sonrisita un tanto pícara-
