—Oh mon Dieu ~ Tu vas me b-briser... aanh~ Je ne peux plus tenir çaaah~—

Sus gemidos eran incontenibles, se sentía desfallecer en los brazos de ese cachorro tan vívido, sorprendido de esa vitalidad y energía para hacerlo una tras otra, durante tanto tiempo.
Sin duda estaba satisfecho, más que eso, todo su cuerpo habría sido llenado fácilmente por meses, incluso su aroma ya era el mismo que el ajeno, invadido por esas feromonas cual si le hubiera marcado.

Rogaba, imploraba entre su éxtasis, cuando terminó sin poder siquiera llevar la cuenta de cual era esa vez, con los ojos en blanco y su cuerpo bañado en una fina capa de sudor, haciendo que sus cabellos se pegaran a la delgada silueta.
Su trasero estaba enrojecido del constante choque de la pelvis ajena, como si hubiera sido azotado tantas veces que pareciera castigo.

—C-caín... mon Dieu, Caín!~—

Comenzaba a considerar la idea de salir de viaje cada cierto tiempo, si con ello lograba tal frenesí de su cachorro excitado.