Ambos hombres lo declararon inmediatamente loco, pero la guerra - que ya se les antojaba eterna - los hizo dudar. ¿Qué podían perder por darle un poco de sangre? Nada realmente, eran dos hombres sanos y si por casualidad el extraño no mentía, tal vez acabarían por ganar al fin, todo por su país. Fueron convertidos apenas el vampiro tuvo la fuerza para darles de su contaminada sangre y ambos sobrevivieron a la transformación. El extraño les dijo que Carlos VI de Francia estaba sumido en la locura pero que todavía era medianamente capaz de liderar y que si querían acabar de una vez la guerra tenían que volverlo más loco. Se infiltraron con facilidad, gracias a su nueva agilidad y poder, e interceptaron al rey en un momento de privacidad. Si le hacían beber su vampírica sangre y sobrevivía estarían acabados porque se volvería uno de ellos pero, si su cuerpo no aceptaba el parásito, en lugar de matarlo acabaría agravando su locura; fue una apuesta que les salió de maravilla. (...)