Aunque era inevitable ser salpicado por el movimiento de sus piernas, su posiciΓ³n era absolutamente dominante; la observΓ³ con una petulancia inhumana, su sonrisa parecΓa demonΓaca de la malicia que supo exhibir frente a esa muchacha totalmente desarreglada y con su peculiar atuendo "arruinado"β ΒΏAyudarte? Β‘Pero si te encanta baΓ±arte en el rio! βexclamΓ³ entre risas y mientras lo hizo fue retrocediendo a sabiendas de que ella aprovecharΓa cualquier clase de descuido para arrojarlo.