— ¿Nerviosa yo? Nah. Eso no pasa nunca. Tengo nervios de acero. —

Confiada y segura como siempre mantenía la mirada en Sam, soltando una breve carcajada. Deshizo su postura al llevar ambas manos a los costados para apoyarlas en el suelo y reclinar levemente la espalda hacia atrás. Ahora su vista estaba en el cielo, pensando en la respuesta adecuada para aquella pregunta.

— Supongo que en realizar mi trabajo. Buscar artefactos y eliminarlos o enviarlos directamente a la central. Mi punto fuerte está lejos de ser las relaciones interpesonales, soy pésima en eso, ¿sabes? Por eso suelo trabajar sola. —