Su sentencia a muerte: tomó por las mejillas tomó el rostro pálido y huesudo de Hela entre sus manos.
—Prometo mejorar el sistema de salud mental en esta noble nación—prometió con solemnidad, con una mano en el pecho, como si estuviera dando su discurso oficial (que tanto estuvo practicando), de vuelta la mano al rostro ajeno, presionó y se inclinó a besar su frente. Y antes de que pudiera lastimarlo, la imagen de Loki se esfumó y enseguida reapareció detrás del espejo, con una sonrisa de oreja a oreja, como si esperara a que ella lo vitoreara por ese truco sencillo.
Caminaba como una celebridad, saludando a una multitud imaginaria con la mano y uno que otro guiño galante.
— No tengo planes de casarme pronto, mucho menos con ninguna vulgar midgardiana. Si eres buena, el puesto de Primera Dama podría ser tuyo.