— Padre te encerró por tanto tiempo que, olvidaste cómo divertirte, ¿alguna vez lo hiciste? —entrecerró su mirada esmeralda. De a poco, el número de "clones" empezó a disminuir hasta volver a ser un sólo Loki— . Y sin embargo, aquí estás; en Midgard —se le asomó una sonrisilla entre satisfactoria y victoriosa.

Un espejo de grandes dimensiones se interpuso entre los "hermanos", el Dios de los Marginados se guió en su reflejo para acomodar su negro cabello, de manera que quedara impecable. Se colocó su corona y alzó el rostro, orgulloso, aparentando un semblante serio.

— Repito: ¿vienes a apoyar mi campaña? —tragó saliva. Su manzana de Adán pareciera haber aumentado su tamaño al hacerlo. Estaba batallando con el nudo de su corbata, esmeralda como sus grandes ojos, se notaba en su expresión cuanto más deformaba el labio superior.