— Gracias, empezaba a creer que nadie aquí podría ayudarme.

Entro al consultorio sentándose en la primera silla que estuvo a su alcance.

— Verá... tengo quizás un par de astillas en el zapato que tal vez podría ser muy simple... El primero es la cuestión de un viejo colega, es mi amigo, bueno... en general él es el del problema, o más parece que los problemas siempre van a él. La última vez que le ayudé, fue de manera desinteresada, pero con algunas repercusiones en mi vida, ahora... es complicado volver a mi vida normal. Ahora parece que el círculo se repíte, pero quisiera dejar que todo siguiese su curso sin verme involucrado. Pero... por otro lado, si no actuo parece como si todo el mundo se viniese abajo.

Dijo. Y mientras explicaba su primera historia, no dejaba de mover sus manos de manera efusiva, mostrando el conflicto en él.