No pudo contener una discreta sonrisa de victoria; había podido toparse con la segunda Kira justo a tiempo para evitar que Ryuzaki descubriera todo acerca de la Death Note, aunque sabía perfectamente que debía ser meticuloso al respecto. Finalmente, y después de un largo mutismo, añadió con seriedad en su expresión.
—Fue muy impulsivo de tu parte mandar esas cintas a la televisora de Sakura...— Detuvo su hablar por breves instantes, sólo para delinear una perversa sonrisa en su boca. —Aunque podemos usar esto a nuestro favor.—