Sus palabras lo hicieron abrir los ojos con gran sorpresa, no había esperado una reacción así por parte del pelirrojo. Parpadeó continuamente ante cada grito que emitía para después limitarse a suavizar su mirada y acercarse a él.

— No me acercaré de nuevo a él.

Lo abrazó por la espalda, hundió su rostro en el cuello ajeno cerrando los ojos para así descansar un poco su cabeza.

— No beberé nunca más de él, te lo prometo, pero a cambio... no te alejes de mi. Me niego a perderte.

Ejerció fuerza en aquel abrazo, no pensaba soltar al menor, sin importar qué, no lo soltaría.