(...) los dos metros, de hermosas facciones, pero ojos fríos y calculadores, y si bien se notaba usualmente relajado, su entrecejo estaba bien fruncido esta noche, sus pasos firmes y puños apretados hasta que sus nudillos se notaran blanquecinos. El panorama no era nada como la Ciudadela del presente, segura, próspera y cálida para mercantes y mercenarios de oficio.

A su lado superando los 3 metros caminaba su hermano, el bárbaro pelirrojo Bjorn, quien llevaba una curiosa cornamenta, ojos furiosos y dientes apretados, notándose mucho menos paciente que su hermano y sin duda más salvaje. Usualmente jovial y escandaloso pero esta noche agotado de las constantes hostilidades, por lo que al llegar a las puertas que llevaban a las dos torres donde vivían los hermanos, Jarrus simplemente añadió.

— Que nadie entre a la torre hasta que lo ordene. Esta noche hablaré con alguien que no es de este mundo. Es tiempo de zanjar esto de una vez. —

Era claro que esa noche buscaría (...)