-Por el contrarió, el gesto del indómito hidalgo muerto yació imperturbable, denotando con frialdad el ya mencionado bosquejo de su disconformidad; manifestó en el desagradable pliegue arrugado de sus cejas, y en esa mirada ávida que disparó tizones tan brillantes cómo la lumbre en la fisonomía de la furcia afrodita infernal.-

—No deberías subestimar el férvido sentimiento de un corazón lleno de celos. Incluso el más sereno y plácido de los hombres se vuelve un asesino cuando es cegado por ellos.

-Masculló tajante y amenazador, siguiendo acosadoramente las acciones de la pérfida arpía, sin perder conocimiento de la desafiante caricia que restregó en el brazo de su conyugué, lo que por supuesto hizo que el rayo de su mirada fulminara a la fulana con más fuerza. Inexorable con lo que le pareció una bravata, esgrimió a dáinleif con más vigor; primero para liberar su hoja de los pecaminosos dedos que profanaron su mesura, y luego para amenazar con un revés la garganta (...)