[center][code]- Su estadía evidentemente no iba a ser para nada agradable, luego de haber irrumpido de manera tan abrupta el recinto desconocido. A fortuna suya, pudo saber un poco más en donde estaba debido a la estructura de los pasillos, los objetos, y alguno que otro paisaje que dejaba bien en claro que no se encontraba en su dimensión. ¿Quizás otro mundo de los muchos que había en una dimensión en concreto? Eso aún no o sabía.

Este había sido llevado al calabozo, algo bastante rustico, con barrotes de metal, mucha madera y piedra por sus alrededores, así como en los viejos tiempos. Era increíble que el Almirante esté dentro de una prisión por llegar de tal forma, pero reglas eran reglas. Entró sin chistar y se sentó en la larga tabla de descanso. Los guardias se fueron y al no tener mucho más que hacer, se dispuso a dormir un par de horas.

Cuando se dio cuenta los guardias tocaron los barrotes para despertarlo. Ya había oscurecido, se notaba por el tono [...][/code][/cente