—He estado algo distraido estos días, lo siento Yoko, tu maestro está perdiendo la cabeza...— terminó de acomodar su ropa y de inmediato salió de la habitación cerrando la puerta.
—Algo liviano estaría bien, iré al dojo a practicar un poco y no deseo sufrir una indigestión... ¿qué harás está tarde? Espero que no holgazanees... la tv y la comida chatarra van a terminar debilitando tus habilidades— como siempre era tan estricto con ella aún cuando esta ni siquiera frecuentaba tales actividades.