Acorta un poco aquel beso solo para escuchar sus palabras, sonriendo tras la acción de su pareja, en una reacción involuntaria, sus brazos aprisionan el delicado y sensual cuerpo de su mujer para apegarse mucho más y así percibir con detalle esa calidez dulce que emana de la delicada piel ajena.
─ Mi reina... no me canso de escucharte, todo lo que proviene de ti me encanta, desde tus palabras hasta tus obsequios, tu tiempo y tu amor... para mí es imposible el no amarte y adorarte ─