** La reaccion de la dama, resultó ser más eufórica de lo espada por el samurai, quien un poco sonrojado niega en al menos dos ocasiones con su cabeza antes de reír y expresar — No... No es nada Yoko. Me parece justo el obsequio, ya que te has esforzado al máximo para completar las primeras fases de tu entrenamiento y eso me llena de orgullo... en serio lo mereces! — su mirada se muestra sorprendida aún más cuando ella pide de favor que sea su maestro quien lo cuelgue de su cuello. A lo que solo asiente y con cautela extiende su mano para tomar la prenda y caminar hasta quedar detrás de la chica y asi colocar el colgante de oro con mucho cuidado — Ya está Yoko... queda perfecto — **