*La Diosa le expresó una sonrisa cuando quitó las migas de sus largos cabellos, y se sonrojó un poco cuando él comenzó a quitar las arrugas a su vestido, al igual que la vestimenta del joven la Diosa poseía una figura femenina muy bien torneada, y el vestido hacía resaltar la figura esbelta y curvilínea de la joven deidad, el gesto de él nuevamente le tomó por sorpresa sin embargo se dejó hacer, pues ni ella misma había notado las migas que se habían situado en sus largos cabellos los cuáles siempre cuidaba con recelo. Ésa sensación era un poco rara pero agradable. Se sentía a gusto en aquella enorme casa en compañía de aquel misterioso pelinegro, el cuál era un dragón una de las hermosas criaturas mitológicas que ella más admiraba* Os agradezco vuestro gesto y veo que el té a estas alturas ya se a enfriado un poco *dijo mirando la acción de él*