— Menos mal, ojalá los tuyos sean nombres decentes —Los de sus ataques especiales no eran la gran cosa, podía mantener peleas en las cuales ni usaba sus movimientos especiales. Admiró el como en vez de tomar cualquier lata, el depositó unas monedas en la máquina, ¡Era tan jodidamente tierno! ¿Cómo alguien con esa cara de pandillero podía ser así de correcto? La estaba matando con toda su personalidad, oculto su sonrojo mirando a otro lado.

Ella atrapó con una mano la lata sin siquiera mirarla, la abrió y bebió un poco de ella, el sabor era agradable — No está nada mal, gracias. ¿Hey? ¿De dónde sacas esa burrada? No entrené con él, nunca fue mi mentor, no me gusta que me mandoneen en lo absoluto y nuestro estilo de pelea es diferente —Que doble moral, como le encantaba mandonear gente (?)—