—Tch.—chasqueó la lengua por esa frase tan insolente que se aventó al final, y le miró con un poco de disgusto, pero no le impidió acompañarlo —¡Bien, vamos a matar a algunos monstruos!—Señaló con su bate el camino; tampoco es que fuera muy difícil adivinar donde se estaba desarrollando la acción, desde donde estaban se podía ver que la ciudad vecina se había convertido en una zona de guerra con todos los edificios en escombros. Cualquiera que no supiera de la situación podía pensar que ahí había caído una bomba de destrucción masiva, y justo en ese momento pudo sentirse otro temblor que sacudió la tierra.

—Parece que en serio es una batalla dura—afortunadamente ellos no tenían que contenerse, sus enemigos no eran villanos humanos, eran kaijins.