Deberé acostumbrarme a tener tus visitas diarias por aquí. — le sonrió, haciendo sonar sus últimas palabras como una clase de broma y continuó apilando los papeles uno tras otros, tomándose el tiempo de sentarse en su silla.— lo único que encuentro son facturas de gastos excesivos, te encanta la comida chatarra... — arqueó una ceja detallando ese montoncito de papelitos.— Pizza, hamburguesa, tacos, chicharrones.. — repitió.— ¿Por qué jamás he visto comida así para mi? ¿Comes a escondidas? — comentó con aquel tono acusador y lleno de quejas. Por último suspiró.—