Los movimientos en un principio de la albina se dejaban ver destituidos de esa constitución orgullosa que aparentaba; indecisa incluso. No fue que el verla sonrojada le indujo una curiosidad, o más que ella fuese quien cediera la mirada a él de forma tan intensa.
La sorpresa abordó su rostro en el instante que su mano fue tomada con esa amabilidad, mas seguro el poema de su cara cuando ella adquirió esa confesión lo redujo a una graciosa mueca de impresión: la quijada casi caída hasta el suelo, los ojos abiertos, la intransigencia de verla casi... Humana. Sabía que no estaba tan fundida en las pieles de su oscuro ser, pero... ¿Eso? ¿Qué significaba? ¿Y porqué su corazón de un momento a otro empezó a palpitar con fuerza?
