Su concentración fue de lleno hacia aquel que se autodenominaba héroe, los sujetos fuertes simplemente era algo anormal en el día a día del alienígena. Superaba con creces a su dios destructor, por ende no existía rival alguno dentro de su universo, el cual siquiera lo pudiera exigir de manera mínima a un combate decente.
Nuevamente escucho las pisadas cansadas de aquel al que equivocadamente pensó que derroto de forma anticipada, pudo contemplar la mirada determinada de valiente muchacho que llevaba el mismo linaje que el saiyajin llamado Vegeta.
—Veo que lo persistente lo llevas en la sangre, no importa si vuelves a intentarlo. No cambiaras el resultado, se lo hice demostrar a tu padre y ahora te lo demostraré a ti.
Ustedes los saiyajin son excesivamente orgullosos si cooperaras con aquel hombre llamado Saitama, tal vez consigas hacerme transpirar. Pues al parecer nuestro invitado es bastante fuerte. Pero como se que tu respuesta será negativa a recibir ayuda, terminaré esto de un