Noto el repentino cambio, estaba más activo con los movimientos, si es que, ni aún con la sobra más amplía donde reposan, estarán a salvo del calor egipcio. Los poros de su piel presentan sudor, en los costados de sus muslos, brazos, cuello, cara, y pecho. Se va a derretir con el paso de los días, ¡y va a tener un mal bronceado!
Con mucho cuidado, sus manos buscan las bolsas que carga sobre su cintura, encontrando media cantimplora llena. Sin dudar, baña con agua su agobiado rostro con la esperanza de refrescar su estado.
Pestaño unas cuantas veces para regresar la mirada sobre su amienemigo, pensó, queda algo de agua para el, solo hace falta saber si le gusta recibir baños.
