-Rose usó las llaves, dejando pasar primero a Jade. Rápidamente cerró la puerta y volvió a aferrarse a la mano ajena, guiandola despacio hacia una puerta metálica al final del pasillo.
Nuevamente usó las llaves y la puerta rechinó. El interior de la habitación era bastante tétrico. Reinaba el frío y el silencio en ese entorno decorado a la antigua mientras en el medio del lugar yacía un ataúd más pequeño de lo normal. Abierto y vacío.-

Él sigue ahí.

-Musita Rose señalando con la cabeza al rincón, junto la ventana. Un niño que vestía un traje azul se encontraba abrazado a sus rodillas, mirándolas con sus hermosos pero vacíos ojos azules.-