Una sensación de molestia ocasionada por la impotencia al no poderse mover fue apoderándose de él, no podía hacer nada más que observar. El enojo le escocía las entrañas y su cuerpo lo exteriorizaba, en ese momento ejercía más fuerza con sus muñecas atadas por detrás de su espalda para tratar de liberarse, sin embargo, le desconcertó la repentina caricia directa sobre su miembro. — ¿Qué estás haciendo? Libérame en este mismo instante. — Trató de mantener la cordura y la calma pues su cuerpo comenzaba a reaccionar ante los impulsos naturales provocados en su zona erógena produciéndole a Jin pequeñas dosis de placer.