Se volvió con curiosidad a quien le llamaba. En realidad estaba algo sorprendido porque atendieran sus carteles tan pronto; incluso a sabiendas del pequeño "truco" que había puesto en la tinta. Unas gotas de poción de amor, disueltas en la tinta con canela y edelweiss provocaban un efecto ligeramente encantador a quien se acercara al afiche.

ーAsí es, esos carteles son mios. Mi nombre es Ignis y soy un herbolario... Uno de los mejores, aunque esté mal que lo diga yo.

Se inclinó un poco a modo de reverencia y le dedicó una carismatica sonrisa. No solía ser tan extrovertido. Pero la timidez no ayudaria con una posible cliente.

ー Veo que mis carteles han llamado su atención. ¿Acaso necesita un poco de magia en su vida?

Habia algo en aquella mujer que llamaba su atención. Era como si un aura emanase de ella, una energia invisible como la que transmiten los bosques cuando llega el crepúsculo. ¿Sera que había descubierto si verdadera naturaleza? Imposible tan pronto...