-Muy curioso, esperaba un golpe en el casco pero no el abdomen, incapaz es de bloquear por supuesto, aunque el golpe no iba a matarla si le va a dejar una sensación horrorosa por unos días. Hay que reconocer el esfuerzo, pero no apreciar la estupidez.

El segundo golpe carece de la fuerza del primero, fácil de atrapar bajo la botas de piel de buhoso, bestias horribles, a veces los cachorros salvajes tenían esas malas costumbres de atacar cuando se ven acorralados, no lo juzga.

Permanece en su sitio, una mano en el hombro y la otra dando palmadas toscas sobre su mejilla.-

Nah. Fool...

-De las palmadas pasa a cubrirle la cara con la palma, presionando un poco, y otro poco.-