Ver lo dulce que se comportaba su prima, le robó una apacible sonrisa, mirándola atenta, incluso podía ver en ella la imagen de un tierno - Y rosado - gatito. Continuó las caricias hasta que ella negó con su cabeza, fue donde retiró la mano y rió a carcajadas.

— No. — Respondió a secas, bajando un poco la mirada, un tanto melancólica, suspirando. — Los chicos no son mi fuerte, sigo diciendo que le temen a mi padre o en su defecto, me temen a mi. O realmente no soy de su gusto, no lo sé. Pero estoy bien así, tampoco soy de romances. Prefiero ser fuerte.

Una vez más sonrió, volviendo a llevar la mano sobre la cabeza de su prima, volviendo a hacerle pequeños cariños, le había gustado escucharla y verla comportarse como un lindo y tierno gatito.