*No podía evitar reprocharse mentalmente aquel contacto, dado a que lo más seguro es que todos los de su salón lo fueran a molestar con aquello. Tampoco podía soportar la idea de que fuera incluso la Atolondrada la que se diera cuenta del hecho antes que él.*
─ C-Cállate, idiota. ¿Acaso quieres que te vuele en pedazos?
*Con aquello buscaba contestar a lo que ella se refería sobre el color de su rostro, debido a que lo había tocado con la guardia baja y aunque trataba de calmarse no lo ayudaba la avalancha de preguntas.*
─ Tsk, ¿acaso no sabes que no puedes tocar a otros sin permiso, Atolondrada? La próxima te arrancaré el dedo.
*Giró su rostro para poder calmarse, definitivamente era una tarea imposible calmarse teniendo que combatir contra el combo de la bonita cara y la insufrible personalidad de la chica.*
─ Hmph, claro que me hará feliz. Podré bajarte de la pomposa nube luego de que te derrote, si quiero ser el número 1 tumbarlos a ustedes 3 es solo la piedra inicial.