Etto... ¿Qué? No pretendo odiarte ni menos de una forma amorosa, Mukami-san. -Le parecía tan poco apropiado y extraño lo que estaba diciendo que se quedó pensando un segundo aguantando el nerviosismo, pero después aludió.- ¿No podríamos ser simplemente amigos? -Elevó una de las cejas, volteando para observarlo de medio lado con cierta incredulidad.-
¿O eres de esos que no quiere hacer amigos? ¿Hm? Porque puedo ser temible, y tendrás que rendirte ante mi abominable poder del carisma. -Bromeó, sin poder evitar soltar una risita debido a la estupidez que acaba de decir.-