— No tienes porqué disculparte en absoluto.... tranquila....ninguno de ellos te volverá a hacer daño...jamás.... —

Se quedó a su lado, dándole de su sangre mientras los gritos de la gente se escuchaban a lo lejos y el fuego comenzaba a quemar toda la aldea, las bestias tenían la orden de matar y comer a quien quisieran.

— En cuanto estés bien, buscaremos un buen lugar para que vivas....