-Las palabras de juego habían terminado, el vikingo pudo saberlo al instante. Reconocía esa mirada en Astrid, al igual que el resto de sus gestos. Había estado aprendiendo de su forma de expresarse durante los años que habían estado juntos, así que no fue nada difícil saber que era cien por cien honesta esta vez-

Yo también de estar contigo, Astrid. Los mejores momentos son a tu lado.

-Le dedicó ese tono dulce al hablar, solo a ella. En ocasiones temía, temía poder perderla en alguna de las aventuras en las que se metían, pero sabía que moriría él mismo antes de dejar que algo fatal le sucediera a la rubia. Para demostrarle mejor su cariño, unió con cuidado sus frentes-